
El viernes 18 de febrero del año 1983 suele ser recordado como el día en que el bolívar sufre la mayor devaluación de su historia, lo que llevó a la administración del presidente Luis Herrera Campins a recurrir a la restricción obligada de divisas, aunada a una caída desmesurada en el poder adquisitivo de los venezolanos. Esta fecha marcó, a su vez, el final de un largo período de estabilidad cambiaria y de precios en Venezuela, así como el inicio de una nueva era de devaluación, inflación y fuerte recesión.
En la actualidad se puede concluir que este día significó definitivamente un punto de inflexión en la historia contemporánea de los venezolanos, representando probablemente el origen de muchos de los devenires que la sociedad venezolana enfrenta hoy en día.
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